"No entiendo cómo las mujeres son capaces de
hecharse cera caliente en las piernas, arrancarse
los pelos de raiz, soportar tanto dolor... y luego
tenerle miedo a una araña"
(Jerry Seinfeld)
hecharse cera caliente en las piernas, arrancarse
los pelos de raiz, soportar tanto dolor... y luego
tenerle miedo a una araña"
(Jerry Seinfeld)
Hace un tiempo, tuve el placer de hacer una breve y apresurada recorrida por la escena del stand up local. Durante el show de Cincomediantes, escuché a Vinchu Rivera desenrrollar el siguiente gag:
"No entiendo cómo las mujeres son capaces de parir,
pueden arrancarse los pelos con cera caliente...
y después, les pedís el culo y te dicen que no, porque duele"
Tomando una cerveza con el comediante en cuestión, no dudé en dispararle un "se lo choreaste a Seinfeld". Sobre la Constitución Nacional, los Santos Evangelios y el manual de Judy Carter, jurome que no, que jamás lo había escuchado.
Y la verdad es que le creo.
Pedro Aznar dice que el rock ya está todo compuesto. Que no queda más por hacer. Que todo lo que se haga no es más que una reformulación de algo que ya se hizo antes. Y, por alguna razón -esta anécdota, entre otras- empiezo a sospechar que quizás el humor también.
Hace unos días, recibí un chiste en una de las listas de correo a las que estoy suscripto y lo re-envié a varios colegas. Uno de ellos me llamó por teléfono desde el boliche donde suele almorzar: había contado el chiste ahí y uno de los mozos se autoproclamaba autor original de esta broma.
También le creo, al mozo. Le creo como le creo a Vinchu, que el chiste haya sido un producto estrictamente de su imaginación. Lo cual no lo hace estrictamente original.
En un mundo sobresaturado de información, invadido por mil canales donde nunca hay nada para ver, blogs, youtubes, p2p's y mil sarlangas más, la velocidad propagación de cualquier manifestación humana -arte, ciencia o mera boludez- es tan veloz que ya poco nos sorprende.
Cualquier canción nos remite a otra. Cualquier chiste nos suena a repetido.
E, inexorablemente, empezamos a aburrirnos.